La morosidad en los créditos otorgados a los hogares argentinos alcanzó el 7,8% en octubre de 2025, el nivel más alto de los últimos 15 años y casi el triple del registro de un año atrás. El dato confirma el creciente deterioro de la situación financiera de las familias, presionadas por la pérdida de poder adquisitivo y el encarecimiento del crédito.

La información surge del Informe sobre Bancos del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que también alertó sobre un empeoramiento en la calidad general de la cartera crediticia. Según el organismo, la irregularidad del crédito al sector privado trepó al 4,5% del total, con un incremento de 0,4 puntos porcentuales respecto de septiembre.

El informe expone una marcada brecha entre segmentos. La mora en los préstamos a familias resulta más de cuatro veces superior a la registrada en el financiamiento a empresas, un indicador que refleja con claridad que el ajuste económico impacta con mayor fuerza sobre los ingresos de los hogares.

En términos de exposición, el sistema financiero incrementó levemente su vinculación con el sector privado, que pasó a representar el 43,8% del activo total. Dentro de ese esquema, los créditos a empresas concentraron el 24%, mientras que el financiamiento a personas físicas explicó el 19,9%.

Aunque el Banco Central aclaró que las cifras son provisorias, el panorama resulta preocupante. En octubre, el stock real de préstamos en pesos al sector privado mostró un avance mensual del 0,9%, mientras que el crédito total —incluyendo moneda extranjera— creció 0,6%, una dinámica que convive con un deterioro cada vez más visible en la capacidad de pago.

El organismo destacó que el sistema bancario mantiene niveles adecuados de previsiones. Las reservas acumuladas cubren el 101% de la cartera irregular y representan el 4,6% del crédito total al sector privado, con una leve mejora frente al mes anterior. Sin embargo, ese colchón no disimula la fragilidad creciente de los hogares.

Los datos por segmento refuerzan la señal de alarma. En los préstamos personales, la morosidad llegó al 9,9%, lo que implica que casi uno de cada diez créditos no se paga en tiempo y forma, con un salto interanual de 6,5 puntos porcentuales. En las tarjetas de crédito, el incumplimiento alcanzó el 7,7%, tras aumentar 6 puntos en el último año.

Los créditos prendarios mostraron una suba más moderada, con una mora del 4,8%, mientras que los hipotecarios mantuvieron una relativa estabilidad, con un ratio cercano al 1%. Aun así, el cuadro general confirma que el endeudamiento cotidiano se convirtió en una carga difícil de sostener para miles de familias en un contexto económico cada vez más restrictivo.